Hace algún tiempo decidí que volvería a escribir… Ah y también a tomar fotos.
- “Lo de las fotos está más fácil”, me dijo mi amiga experta en redes sociales, “para eso crearon Instagram” sentenció.
Para escribir me dijo que podía recurrir a Twitter, que ella con frases “cursis” ya contaba con tantos seguidores que podrían llenar un estadio. “La gente si es cursi ah” dijo como al aire (y mirando hacia arriba como en éxtasis) esperando una respuesta mía que nunca llegó.
Pero cómo voy a escribir cuentos y artículos de 140 letras. “Caracteres, en las redes sociales se llaman caracteres”, me corrigió un poco molesta. “Caracteres” repuse. Cómo voy a escribir cuentos o todas las maricadas que yo escribo en 140 “CARACTERES”, lo dije despacio y en un buen tono.
- Pues mijito, entonces le tocará abrir un blog. Ahí puedes escribir lo que quieras y subir las fotos que quieras.
En ese momento como por arte de magia empezó a sonar en mi cabeza una música celestial como en las películas cuando algo revelador ocurre… por fin había llegado el momento de saber exactamente qué era un blog. Ya lo había oído antes claro, inclusive tengo amigos que tienen su blog, pero jamás había sabido a ciencia cierta qué era.
-Yo tengo el mío, es divertido (dijo sonriendo). Pero requiere disciplina (dejó de sonreír), si quieres que la gente lea tus escritos y mire tus fotos tienes que fijarte una periodicidad para tus entradas y amarrártela al pie como un grillete medieval (ya en este punto terminaba las frases mostrándome sus dientes incisivos). Debes también definir de qué vas a escribir, tienes que tener una temática ya que tus lectores serán una especie de comunidad.
Perfecto, creo que podré hacerlo le dije, me dije. Si bien estaba decidido a hacerlo, estaba un poco asustado no solo por la actitud amenazante que había tomado mi amiga, que era como la de un padre que recibe al novio de la hija en su casa por primera vez, sino por el mundo en el que al parecer tocaba sumergirse. “Blog”, “comunidad”, “entradas”, “CARACTERES”… cualquier palabra mundana, adquiría un nuevo significado y nueva dimensión en el mundo de las redes sociales.
No le veo problema a la periodicidad, le dije. Si me toca escoger un día de la semana para hacer mis “entradas” (mi amiga alzó la ceja derecha mientras me oía utilizando adecuadamente mi vieja nueva palabra), escogeré el jueves. “No sé, tiene personalidad” aseguré.
- Listo, a mí también me gusta el jueves, dijo como aprobando mi decisión. Inclusive uno que otro jueves puedes hacer un #tbt
Sabía que #tbt significaba algo en mi recién conocido mundillo cibernético pero ya en ese momento estaba un poco saturado para preguntar, así que decidí ignorarla.
-“Recapitulemos” dijo mi amiga con cara de profesora. “Cómo será tu blog?” Me inquirió.
Será un blog semanal, con tres secciones: uno para cuentos cortos, uno para fotos con historia y otro para blogs, donde escribiré sobre lo divino y lo humano, como dicen las revistas de peluquería. Ya irá cogiendo forma le dije. Esta vez era yo el que miraba hacia arriba como en éxtasis.
- Y como se llamará papito, tiene que tener un nombre
Caimán Cienaguero, sí, se llamará Caimán Cienaguero, le dije.
- Fatal, dijo mi amiga. Y se fue.